"Alehop" en Trabalibros

Vivimos en la época del simulacro, de las falsas evidencias con vocación engañosa de realidad, en la sociedad del espectáculo, como dijo en su día Guy Debord, el cual afirmaba que "El espectáculo no es un suplemento del mundo real, una decoración sobreañadida. Es el núcleo del irrealismo de la sociedad real".

La seducción sustituye a la convicción, la propaganda a la comunicación, la publicidad a la información. Sólo existe la realidad de las apariencias, hijas éstas de la ignorancia y el cálculo interesado. En un mundo así, en una "selva asfaltada", ¿qué papel juega la inocencia y la honestidad? ¿Es inteligente mantenerse íntegro? ¿Puede la honradez convertirse también en un espectáculo? ¿El dolor ajeno debe interferir en nuestra escalada hacia los mezquinos objetivos que nos animan? ¿Todo medio vale, si el fin nos satisface? Manipular o ser manipulado, ¿es esta la única alternativa?

De alguna manera, todas estas preguntas subyacen de fondo en "Alehop", una farsa tragicómica en la que un angustioso problema doméstico que afecta a una pareja de ancianos, tras una serie de giros sorprendentes que transforman la vida de los viejos en un reality show ("Bigyayos") y su casa en un lugar de peregrinación para devotos de los milagros, acaba convirtiéndose en un número circense disfrutado bajo los focos por un público ansioso de entretenimiento agridulce que "parezca real".


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