Entrevista a Max Lacruz La Boca del Libro
Entrevistamos a Max Lacruz, editor de Funambulista, una editorial que lleva en activo desde el 2004, surgida como homenaje a su padre, el editor y escritor Mario Lacruz. Hoy en día cuenta con un extenso catálogo que da voz a autores desconocidos y a otros consagrados. Con Lacruz hemos hablado sobre qué esconde Funambulista. ¿Nos acompañáis a descubrirlo?
P.- ¿Cómo y cuándo se fundó Funambulista?
Se fundó en otoño de 2004, hace poco cumplimos los 20 años de actividad con un serie de actos y presentaciones. Desde el fallecimiento de mi padre, el editor y escritor Mario Lacruz, tenía en mente montar una pequeña editorial para entre otras cosas publicar sus inéditos; tardé cuatro años porque Santiago del Rey, por entonces director de Ediciones B me propuso hacerlo (y hasta creamos un Premio de Novela Mario Lacruz, con jurados de calidad, vinculados a él, como autores o editores, como Juan Marsé, Rosa Montero, Rafael Borrás, Enrique Badosa…). Cuando se acabó la colaboración con Ediciones B decidí seguir por mi cuenta, y ya puestos, publicar algo más que los inéditos de mi padre… Así nació Funambulista.
P.- ¿También publicáis libros en catalán?
Sí, como soy de Barcelona y la considero una de mis lenguas, tenemos en catalán una pequeñísima colección, con curiosidades, como la única novela traducida al catalán de Javier Marías, Totes les ànimes o una novela corta de Pablo D’Ors, Peripecies del impressor Zollinger. Pero nadie nos considera una editorial de libros en catalán. Debemos de ser la única en Madrid que saca algún libro en catalán.
P.- No tienes la recepción de manuscritos abierta. ¿No los aceptáis?, aun así ¿los recibís?, ¿cómo conseguís entonces las obras?, ¿trabajáis con agencias literarias?
Sí, claro, a veces los libros los negociamos con agencias o con el editor extranjero, en el caso de Francia, donde el editor hace las veces de agente. No tenemos abierta la recepción de manuscritos “oficialmente”, pero nos llegan muchísimos, de todos modos. Algunos los publicamos, pues me impuse desde el principio publicar un porcentaje de autores noveles, desconocidos o poco conocidos, ya que esa es la tarea verdadera de un editor literario: descubrir nuevas voces. Publicar a consagrados o traducciones de libros ya publicados o a clásicos es relativamente fácil. Un editor vocacional debería hacer algo más que eso.
P.- ¿Nos podrías contar alguna anécdota sobre cómo conseguiste los derechos de una obra o cómo la encontrasteis?
Un libro sueco lo descubrí viendo una película de Ingmar Bergman: paré la imagen y me acerqué a la pantalla del televisor hasta poder descifrar el título, era Sensitiva Amorosa de Ola Hansson, y era el libro, medio erótico para la época, que leía el personaje de la abuela de Bergman en la escena de la película Fanny y Alexander. En su día se lo había comentado a mi padre, que no le hizo mucho caso. Cuando fundé Funambulista, me acordé, ya estaba en el dominio público y no se había traducido nunca a ninguna lengua. Embarqué a Elda García-Posada para que lo tradujese, y por cierto con este libro empezó ella a traducir del sueco.
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