Cristina Monteoliva reseña "El libro de las nubes" en La Biblioteca imaginaria
Hay
sitios en los que hemos sido muy felices, lugares a los que cada vez
que nos van mal las cosas queremos huir. Y a veces lo hacemos; aunque,
¿son las cosas allí tal y como esperábamos una vez que llegamos y nos
asentamos? ¿Fue la huída una solución a nuestros problemas o todo lo
contrario? Éstas son algunas de las muchas preguntas que puedes que te
hagas después de leer “El libro de las nubes”, la novela de Chloe Aridjis de la que hoy os hablaré.
Tatiana
es una mexicana que vuelve a Berlin tras obtener una beca de estudios
por sus más que excelentes notas en el examen del Instituto Goethe a
nivel nacional. La ciudad ha cambiado mucho desde que ella y su familia
la visitaran poco antes de la caída del muro, aunque todavía queda mucho
en ella que hace recordar, tanto a Tatiana como a los que vivieron los
años en los que Alemania estaba dividida en dos, todas las cosas
terribles que allí acontecieron así como los años grises que vinieron
tras la guerra. Uno de aquellos hombres es el Doctor Friedrich Weiss, un
anciano historiador que contrata a Tatiana para que le ayude a
transcribir sus apuntes sin saber que eso hará que la vida de ambos
cambie sustancialmente.
Si
ya es difícil obtener buenos resultados tanto de público como de
crítica con la publicación de una primera novela, imaginad si además os
dan un premio en un país que no es el tuyo por ella. Así, “El libro de las nubes” no sólo ha sido un éxito editorial, sino que también ha ganado el Premio de Mejor Primera Novela Extranjera en Francia.
Pero,
¿cuáles son las claves del éxito de esta novela? En primer lugar (y
puede que esto sea lo fundamental), una narración impecable
(estilísticamente hablando) en primera persona, llena de una enorme
franqueza, deliciosos momentos reales que se confunden con lo fantástico
y una gran sensibilidad, lo que sin duda consigue una conexión casi
total protagonista-lector.
Luego
vendría el papel que la protagonista, Tatiana, juega en la historia. Os
contaré al respecto que Tatiana es una mujer reflexiva e inteligente
que, sin embargo, no acaba de encontrarse en el mundo. Después de cinco
años en Berlín, Tatiana sigue totalmente sola (sin amigos ni amantes
fijos) y sin un trabajo que pueda hacer pensar a su extensa y a veces un
tanto agobiante familia en México que está haciendo algo de provecho.
Pero claro que lo está haciendo, pues Tatiana, gracias a la capacidad
que tiene para percibir las cosas que parecen ocultas para los demás,
acabará encontrando no solo los secretos que la ciudad esconde, sino
también a sí misma. ¿Y no es esto algo que todo el mundo necesita para
seguir adelante?
En
tercer lugar, he de decir que los personajes secundarios de esta novela
son pocos pero muy bien seleccionados. Por un lado, tendríamos al
anciano Doctor Friedrich Weiss, un hombre que se empeña en seguir
escribiendo ensayos sobre una ciudad que puede que tan sólo él y Tatiana
vean realmente hasta el fin de sus días; y por el otro, al Jonas
Krantz, el meteorólogo que mira las nubes intentando encontrar la manera
de comprenderlas, el mismo del que Tatiana, si se dejara, podría amar. LEER MÁS
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