Llegadas estas fechas, entre los amigos de la librería hago una encuesta. En ella pregunto por la mejor obra de todas las que han leído este año. Y destaco, sobre todo, que haya sido publicada en el año en curso. Suelo prestar especial atención a las pequeñas editoriales, que con sus pocos medios y su gran empeño hacen posible el conocimiento de textos impresionantes que, sin su escrupulosa labor, permanecerían olvidados en los cajones de sus creadores o en las bibliotecas del olvido. Y son muchas las pequeñas editoriales que han sacado buenas obras dignas de mención. Finalistas entre todos los títulos editados por estas pequeñas editoras han sido: Una ola con sabor a pez , de Núria Riera Carrillo (Bartleby Editorial) Tres días en casa de mi madre , de François Weyergans (Editorial Funambulista) Wakefield , de Nathaniel Hawthorne (Nórdica Ediciones) Mis santas tías , Bulbul Sharma (Nocturna Ediciones) Cirkus Columbia , Ivica Djiki (Sajalín Editores) 200 gramos de lite
Inquilina en un amor desaforado Cuando nace en Las Rozas Margarita Gil Roësset era 1908 y Juan Ramón Jiménez ya destacaba entre los poetas que venían zumbando por las cuatro esquinas del Modernismo. El alumbramiento de aquella muchachita fue complicado. La madre pasó meses con la niña en brazos , como asestándole un aliento extra al escaso aliento con el que había llegado. Los médicos le auguraron una estancia muy corta en esta vida, pero las previsiones fallaron. Marga burló tan malos augurios y comenzó a tirar hacia arriba con una salud para la que no había sido convocada, mostrando ya a los siete años una extraordinaria capacidad para el dibujo. Hasta aquí todo está en línea con los modales recobrados de una familia feliz. Los padres, acomodados y cultos. Los hermanos, delicados y atentos. Margarita, guapa, distinta, políglota. Una párvula recién salida de sus nubes y con los ojos grises. Pronto empezó a despuntar por el lado del arte, impulsada por el entusiasmo d
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