"Las segundas criaturas", de Diego Cornejo Menacho
En este artículo de Eduardo Varas en El País, se hace referencia a Las segundas criaturas, de Diego Cornejo, libro que en breve publicará Funambulista
Cuando visitas Quito no tienes otra alternativa que ir a la Ciudad Mitad del Mundo.
Son pocos minutos de viaje en vehículo, pagas tu entrada y recorres las
instalaciones. No es Disney World, pero te puedes fotografiar con un
pie en el hemisferio norte y otro en el hemisferio sur, por ejemplo.
También puedes entrar a un edificio como pirámide alongada, que sostiene
sobre sí una representación de la Tierra. Adentro, descubres hechos
históricos del Ecuador y te cuentan sobre la Misión Geodésica que hizo
la medición y dio un veredicto aproximadamente a mediados del siglo
XVIII: esta es la Mitad del Mundo. Entonces alguien se acerca y te dice:
“Mire, ¿sí sabía que esta no es la verdadera Mitad del Mundo?”. Y te
quedas helado. “¿En serio?”, preguntas. “Sí. La de verdad está en el
monte Catequilla, 240 metros al sur. Eso lo sabían nuestros ancestros” y
te señalan lo que supones es el sur. Así, dudas de lo que tienes frente
a ti, y sospechas que más allá habría algo de sentido. De golpe tienes
una imagen que te ayuda a entender cómo la literatura de un país en el
cual se habla español sigue siendo tan exótica en otras latitudes, a
pesar del denominador común del idioma: quizás se deba dirigir la mirada
a otro sitio, a otro punto más al sur, a algo que tal vez sea más real.
[...]
Permanece lo de adentro y en este reino de lo dual, donde hay buenos y malos, monumentos y sitios reales, gente que escribe y gente que adula, todavía permanece el acto de la literatura, tal como lo escribe Diego Cornejo Menacho (también preso de la dicotomía ecuatoriana, entre ser un periodista en el ojo del huracán de estos días y un novelista impresionante) en Las segundas criaturas: “…los lectores de El capital no sienten repugnancia por las dictaduras llamadas de izquierda, pero eso jamás ocurre con los lectores de Don Quijote de la Mancha, porque nuestro ingenioso hidalgo, con su triste figura, encarna la mayor libertad posible en el ser humano, la de imaginar”.
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MATASELLOS DESDE... ECUADOR
La periferia de la periferia
La literatura en Ecuador ha pasado a convertirse en un mecanismo estatal, que hace de poetas y narradores empleados de las instituciones.
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Permanece lo de adentro y en este reino de lo dual, donde hay buenos y malos, monumentos y sitios reales, gente que escribe y gente que adula, todavía permanece el acto de la literatura, tal como lo escribe Diego Cornejo Menacho (también preso de la dicotomía ecuatoriana, entre ser un periodista en el ojo del huracán de estos días y un novelista impresionante) en Las segundas criaturas: “…los lectores de El capital no sienten repugnancia por las dictaduras llamadas de izquierda, pero eso jamás ocurre con los lectores de Don Quijote de la Mancha, porque nuestro ingenioso hidalgo, con su triste figura, encarna la mayor libertad posible en el ser humano, la de imaginar”.
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