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Mostrando entradas de abril, 2015

"El barón de Nicastro" en las recomendaciones del Especial Sant Jordi 2015 de La Vanguardia

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"El barón de Nicastro", de Ippolito Nievo, en el Diari de Tarragona

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No hay dos iguales, de Judith Rich Harris, en Lasemana.es

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Únicos, No hay dos iguales   Autor: Judith Rich Harris El concepto de individualismo cada vez suena con más fuerza. Lejos quedan todas aquellas referencias al colectivo entendido como “masa” y que han dado paso a las “personas”, la época en lo que importa es cada uno y esa idea de seres únicos e inigualables. Pueden existir millones de personas en el mundo, pero ninguno es igual a otro. Judith Rich Harris, una controvertida licenciada en psicología de sesenta años ya expuso la cultura cotidiana occidental en la que defendía una educación en la que la influencia de los padres era cada vez más ínfima en su novela El mito de la educación (1992). Su nueva obra, No hay dos iguales , defiende la individualidad como una ventaja digna de analizar dentro de la historia evolutiva de la sociedad. Una continuación de su primera obra que puede seguirse sin haberla leído. En un mundo cada vez más propenso a globalizarse y buscar rasgos comunes, Harris expone una defensa a l

Fotos de las Ferias del Libro de Granada y de Navalcarnero

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Tertulia en El Marcapáginas

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Max Lacruz, director de Editorial Funambulista, en El Marcapáginas de Gestiona Radio participa en la tertulia sobre Kipling y presenta "El barón de Nicastro" y "Colón, el Quijote de los océanos" http://www.gestionaradio.com/21627-el-marcapaginas-david-felipe-arranz-2-2015-04-10-220000-256kbps-mp3/

Reseña de César Rendueles sobre "No hay dos iguales" (Babelia, 11 de abril)

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El pasado sábado se publicó en Babelia mi reseña del nuevo libro de Judith Rich Harris : No hay dos iguales. Individualidad humana y naturaleza humana (Editorial Funambulista, 2015, 488). Como no ha aparecido en la web de El País, la reproduzco aquí. A finales del siglo pasado, Judith Rich Harris –una licenciada en psicología de sesenta años sin vinculación con ninguna universidad o grupo de investigación– hizo saltar por los aires uno de los consensos más sólidos de las ciencias sociales contemporáneas, muy arraigado también en la cultura cotidiana occidental. El mito de la educación presentaba una amplia batería de pruebas que demostraban la escasa influencia que tienen los padres en cómo acaban siendo sus hijos. Además, proponía una convincente teoría alternativa basada en los efectos combinados de la herencia biológica y la socialización grupal. Básicamente, los niños son educados por sus compañeros de juegos. Por eso, para desesperación de sus padres, las niñas cre