El olor de la lluvia en los Balcanes en la revista Medidodía
Por fin apareció en España, en editorial Funambulista, la novela de la escritora sefardita serbia Gordana Kuic El olor de la lluvia en los Balcanes. Ya se había publicado en varios idiomas, se hizo una serie de televisión, una ópera, la autora fue a presentarlo en Israel. Yo la leí entusiasmado en francés. Me escribí con Gordana fascinado, nos íbamos a ver en Belgrado, le dejé una mantilla española, ya que sueña con España, con la Sefarad de los sefarditas.
El olor de la lluvia en los Balcanes es una novela extraordinaria, una elegía o una balada, la historia de la madre y las tías de la autora, las hermanas Salom, en la Sarajevo de entreguerras. Nina pone una tienda de sombreros, una “butica de chapeus”, Klara se casa con un donjuán pero este la abandona en París y ella se refugia en un pueblecito de Croacia, Buka escribe cuentos y leyendas en sefardita. Riki es una bailarina fantástica y bohemia pero acaba mal de los huesos y entonces pone una tienda de sombreros en Belgrado que se llama La Parisiense, Blanki (la madre de Gordana Kuic) se enfrenta a los prejuicios y toca sutilmente a Chopin.
Todas conservan su vitalidad inexpresable por encima de brutalidades y fanatismos, y el olor de la lluvia las libera. Tienen nostalgia de España, el país de los orígenes, de donde los echaron unos reyes implacables, y cuidan el recuerdo de esa tierra, conservan el español del siglo XV, sueñan al escuchar las guitarras, porque ésas son sus señas de identidad, y muestran que la vida se desarrolla como el musgo a pesar de las exclusiones, a pesar de que gentes idiotas culpabilicen a razas enteras.
Gordana Kuic ve como en las pequeñas emociones, en las vivencias, en las sensaciones, en el olor de la lluvia, sobrevive la vida más irreductible. Y el arte supera los inmovilismos y esquematismos, Riki encuentra esa vida en las sorpresas de su baile. La vivencia es superior a las elucubraciones intelectuales, el novio de Riki le suelta discursos filosóficos pero ella quiere vivir y sentir. Y en las historias está la magia que no está en las ideologías rígidas. La novela presenta la cultura sefardita y unas personalidades sefarditas con mucha más garra y lucidez que pudieran hacerlo estudios y conceptos. Y el ansia de vivir de unas mujeres aprisionadas en el dominio de los hombres: Blanki tiene condiciones para aprender pero la familia gasta dinero inútil en pagar los estudios de su hermano que es un vago.
Como dice Paloma Díaz Mas hay muchos niveles de lectura en esta novela, pero sobre todo nos muestra como pocas lo que es Literatura: hacer vivir a la gente y alumbrarle los secretos de su vida, sobre todo los momentos más sutiles que son los más valiosos. La novela ha de sacudir a la gente y hacerle ver que está viva y valorar otras formas de vida tan valiosas como la suya. En ese sentido El olor de la lluvia produce un deslumbramiento.
El estilo es sencillo y accesible, pero está lleno de sutilezas, de comparaciones ágiles, de gracia expresiva. Y toma la gracia, el espíritu vital, de unas personas únicas. Y nos muestra como hay cosas en la vida que nadie puede enjaular, que nos liberan y nos hacen vivir. Son como un refugio contra las ideologías metálicas. Por ejemplo, el olor de la lluvia.
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