"La máscara robada" en el blog El Rincón de Adolfo
Por un lado, nuestro libro de hoy es un
homenaje cariñoso y divertido al genio indiscutible de las letras
británicas William Shakespeare. Por otro, un cuento navideño entrañable
que da réplica al de su buen amigo Charles Dickens. Por último, un
relato policíaco de uno de los padres del género si no el propio padre.
Así, La máscara robada, de Wilkie Collins –Editorial Funambulista-
entra de lleno en una de las peculiaridades de la literatura moderna,
la mezcla de géneros que da lugar a obras híbridas, difíciles de
encuadrar en uno de ellos porque, según se leen, se pueden considerar
varias posibilidades cada una de ellas igual de válidas.
Me ha encantado la ternura paternal y un poco irónica del autor respecto
a sus personajes, e incluso, hacia los propios lectores. A veces se
dirige a nosotros en plural y otras acentúa la intimidad dirigiéndose a
uno en segunda persona. Por el tono, se antoja una buena opción para
leer en colegios o los primeros años de la secundaria. Incluso, al ser
de temática navideña, con unos pocos retoques podría ser una buena
opción para una función de Navidad.
La trama es tan original y disparatada que se vuelve divertida. Pero lo
que más me ha agradado han sido los personajes. Unos personajes
inocentes, sencillos que nada tienen que ver con las complicadas
personalidades de hoy en día. Al leerlo habrá quien opine que son vidas
pobres y que hoy estamos mucho más avanzados.
Sin embargo, no deja uno de leer con nostalgia cómo con tan poco se
podía ser feliz. Esa es la gran enseñanza del relato, lo absurdo del
mundo consumista de hoy en día en el que no podemos prescindir de un
sinfín de objetos y varios de ellos, teléfonos, ordenadores, tabletas y
de más, son auténticos multiplicadores de información y datos que hacen
que cada uno de nosotros transporte ventanas abiertas a un infinito que,
mirado fríamente, podría ser tan pobre y absurdo, o más, que la
sencilla vida aldeana que nos relata el cuento largo o novela corta de
hoy.
También me ha gustado mucho ese tono cordial con el lector, esa
complicidad que nos brinda al hablarnos directamente que casi no se da
en la literatura moderna y, precisamente por eso, nos resulta novedosa,
curiosa y entrañable.
Formalmente, estamos ante un libro de bolsillo que tiene la sorpresa de
contener una letra y un espacio entre líneas estándar que facilitan la
lectura y que hacen que el libro vuele entre nuestras manos aunque el
ritmo no sea tan acelerado como el de la literatura de este Siglo XXI
que nos acoge.
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