Luz brillante en Relibro



Shoko y Mutsuki no son un matrimonio al uso. Él tiene un novio y ella es una mujer alcohólica e inestable. No mantienen relaciones sexuales, nunca las han mantenido y, por supuesto, no tienen hijos. No parece el mejor cóctel para que la cosa funcione. Pero ellos se aman, se respetan, se comprenden. Y a ellos les funciona.

Luz brillante nos acerca a la realidad de dos personas que quieren mantener su pequeño universo tal y como está. A tres: ella, él y el novio de él, Kon. Sin embargo, los padres de ambos hacen lo posible para que Shoko y Mutsuki encajen en una sociedad tan tradicional como la japonesa, donde es difícil, por ejemplo, que se acepte la homosexualidad.

Entre Shoko y Mutsuki no hay sexo. Ella no lo necesita, no lo echa de menos. Y Mutsuki lo tiene con su novio, porque Kon no es su amante. La relación con él no es un capricho fugaz y esporádico, sino una historia sólida que dura años. Y Shoko lo sabe. Y lo acepta. De hecho, ella le pide que le hable de él.

No hay morbo en esta historia, hay sentimientos verdaderos, también respeto, sinceridad, amistad... Y hay amor. Y dolor, por supuesto, porque no es una historia fácil. La autora, eso sí, nos la cuenta con sencillez, dando voz a ambos protagonistas, alternando en cada capítulo el punto de vista de uno y otro, para conformar el relato hasta su desenlace.

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