Entrevista a Carlos Cañeque, autor de "La sociedad de los personajes inacabados", en Librújula
¿Podríamos decir, ante todo, que La sociedad de los personajes inacabados no solo desdibuja el límite entre lo real y la ficción, sino que la ficción sea parte inherente de la realidad?
Sí,
el término académico de la “metaficción” se asocia a la posmodernidad,
es decir, a la literatura que parte sobre todo del Ulises de Joyce. El
Ulises de Joyce es metaficional porque ya en el título hace referencia a
otro texto, a otra realidad ya codificada en el canon occidental, la
que aparece en La Odisea, a la que la novela de Joyce hace referencia
implícita constantemente. Pero si pensamos en otros textos clásicos como
La comedia de Dante o el Quijote, nos encontramos con una metaficción
clarísima. Dante es el autor y protagonista de La comedia, con lo que la
realidad, incluso en la figura de Virgilio, que es otro autor real
admirado por Dante que le hace de guía en el Infierno, se entremezclan.
Lo mismo ocurre en el Quijote porque el narrador (Cervantes) nos indica
que toda la historia de su protagonista se la encontró en unos
cartapacios escritos por el escritor árabe Cide Hamete. Además, en la
segunda parte, el bachiller Sansón Carrasco informa a Don Quijote que un
tal Cervantes, desdichado en amores, escribió una primera parte en la
que él, Don Quijote, es el protagonista. Pura mezcla de realidad y
ficción.
Es imposible no leer La sociedad de los personajes inacabados sin pensar en Niebla
de Unamuno. Aquí también nos encontramos personajes que interactúan o
piden explicación a su autor. ¿Qué influencia ha tenido en usted
Unamuno?
Niebla
muestra, en la figura de su protagonista, Augusto Pérez, uno de los
encuentros más contundentes entre un autor y su personaje. Sin duda, en
mi novela, esta relación está muy presente. Aunque hay otras ideas de
Unamuno que también me han ayudado a formular la trama y algunos
detalles. Por ejemplo, en mi novela los personajes protagonistas se
encuentran con personajes como Jesús de Nazaret, y Jesús les dice que
está seguro de que el Quijote se escribió, mucho más que para
parodiar los libros de caballería, para burlarse de él. Esa idea está
sugerida en algunos libros de Unamuno. Pensemos en sus semejanzas: los
dos son delgados y tienen barba, los dos salen a predicar en medios
rurales en base a textos anteriores (El Antiguo Testamento y los libros
de caballería) que contienen códigos éticos que justifican su misión,
los dos reciben un tratamiento hostil (crucifixión en el caso del judío y
pedradas y palos en el del manchego).
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