"Cartas a Hitler" en La Jungla de las Letras
Eva Braun
(Múnich, Alemania, 1912 – 1945, Berlín, Alemania) fue la amante y
compañera sentimental de Adolf Hitler y también, por poco tiempo,
esposa, ya que contrajo matrimonio con él la víspera de su suicidio, el
29 de Abril de 1945. Que Eva Braun fue la amante de Hitler, y que
mantuvo una estrecha relación con él desde casi el mismo momento en el
que se conocieron en 1927, en el estudio de fotografía de Heinrich
Hoffmann en Múnich, donde ella trabajaba, no se supo de manera pública
hasta bastante después de finalizada la guerra. Casi la totalidad de los
documentos gráficos de índole doméstico que se conservan sobre la vida
privada del Fürher son fruto de la gran afición de Eva Braun a la
fotografía y el cine. Y ahora esto…
¿Cómo es
posible no caer fascinado ante este libro? Ya desde el prólogo de la
obra, un prólogo escrito por un lúcido y valiente editor, uno entra en
un estado de excitación sólo comparable al que siente un niño ante los
regalos que Papa Noel le deja bajo el árbol de Navidad, o los Reyes
Magos sobre la alfombra de su habitación. Este libro es un regalo,
literalmente un regalo para todo aquel (estudioso o no) con un mínimo de
interés en la reciente historia de Europa. De ser verdad lo que cuenta
en el prólogo el editor (yo no tengo ninguna duda de ello), nos
encontramos ante uno de los documentos más importantes y relevantes de
la historiografía del nacismo, o mejor dicho de la sociología del
nazismo, al menos de los últimos años: cartas de Eva Braun a Hitler en
1945, poco antes de morir. Cartas que nunca leerá el Fürher, unas
misivas donde de alguna manera la amante de Hitler se despide de la
vida, y donde desnuda su alma ante el hombre otrora más poderoso del
mundo. En estas cartas se vislumbra no sólo la personalidad de Eva
Braun, sino también la del Hitler más mundano, más humano, menos
artificial. Quizá al intuir o saber que sus misivas no iban a ser leídas
por su destinatario, Eva Braun fue capaz de sincerarse y volcar todos
sus sentimientos en el papel, incluso en ellas es capaz de encararse al
mismísimo hombre que llevó a Alemania, y a todo el mundo, a la
destrucción y a la guerra, a recriminarle el poco acierto que tuvo al
tomar alguna que otra decisión, por ejemplo el exterminio de los judíos,
o lo cabezota que fue en empecinarse en pelear en varios frentes.
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