"El final de la cuerda", de Conrad, en la Revista Prótesis.
Cuando existían escritores sin miedo a narrar con detalle
Rutas desconocidas para el gran mundo |
No entiendo muy bien porqué a Conrad siempre se le ha considerado un autor para jóvenes.
Es cierto que lleva sus tramas a lugares recónditos situados en una
época en la que los descubrimientos eran todavía posibles. Pero a partir
de ese punto no hay nada que pueda indicar que no sea una lectura
adecuada para todos los públicos. Es más, por el grado de reflexión que a
veces acompaña a sus personajes se sitúan muy por encima de mucha de la
literatura considerada para adultos.
Joseph Conrad posee un estilo muy personal, de otra época se lo podría
llegar a calificar, cuando existían escritores sin miedo a narrar algo
con detalle, a detenerse el tiempo que fuera preciso en una descripción cualquiera o la semblanza de un personaje se hacía con la templanza necesaria para esbozar algo diferente y propio.
Podríamos hablar mucho aquí sobre las posibles influencias de Conrad o sobre la narrativa de su tiempo, señalar que bebía
de las fuentes más clásicas de la novelística del XIX y también le
sumaba ese hálito propio de las personas que habían llevado una vida
diferente, que había bregado en vapores cochambrosos por ríos
semi-explorados, con personajes rapaces y también heroicos, por rutas
desconocidas para el gran mundo y que bebía de los aromas que los
grandes puertos siempre han creado.
viejo capitán que trabaja más allá de la edad adecuada
Esta novela pertenece a una etapa inicial en Conrad aunque ya se
aprecian elementos que le acompañarían durante toda su carrera
literaria. En especial ese estilo reposado y brillante que describe con celo y profusión el paisaje o los estuarios de ríos
que recuerdan a obras posteriores que todos tenemos en mente. También
el concepto de la culpa que se une al concepto del deber y de la
honestidad, siempre presente en sus personajes, que forman parte de algo
mayor y es su humanidad, descrita por frases brillantes y certeras:
La idea de que pudiese haber una vida sin aquella hoja de periódico se había desvanecido completamente para él, al igual que otros hombres, por su natural, son incapaces de concebir un mundo sin aire fresco, sin actividad o sin afecto… Massy los guardaba bajo la llave de un candado, como si fuesen un tesoro. Había en ellos, al igual que en la experiencia de la vida, la fascinación de la esperanza, la excitación de un misterio medio revelado, la nostalgia de una deseo a medias satisfecho
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