Un cuento de enfermera, de Louisa May Alcott, en Un Lector Indiscreto
Seguro
que la gran mayoría de los lectores en seguida asocian el nombre de
la escritora estadounidense Louise May Alcott a la archiconocida
novela Mujercitas,
de gran fama mundial, y que daría lugar a que la autora siguiera
publicando otros títulos que tenían como protagonistas a la familia
March. Pero hoy toca hablar de otra obra de la misma autora que, en
principio, publicó bajo el seudónimo de A. M. Barnard: Un
cuento de enfermera,
recuperada por la Editorial Funambulista para su colección de
Grandes Clásicos, y presentada al público lector con una muy buena
calidad de edición. Aunque considero que esta es una obra menor y
que no está a la altura de muchos de los grandes clásicos del siglo
XIX, cumple con el requisito de entretener al lector.
Kate
Snow es contratada como enfermera en la lujosa mansión de los
Carruth para cuidar a su hija Elinor, aquejada de una extraña
enfermedad mental, de la que nadie de su familia se libra pues es
como un estigma que les marca desde hace varias generaciones. De ahí
el rechazo de la joven hacia su madre por no haber evitado el tener
descendencia. Pese a ello, permitirán que se celebre el enlace
matrimonial de su hermana Amy. Kate pronto se da cuenta de que es
cierto lo que le cuenta su pupila y ve cómo la señora Carruth actúa
de forma alegre y tranquila ante las visitas pero en la intimidad su
rostro refleja melancolía, al igual que observa algunas reacciones
extrañas en el comportamiento de Augustine y Harry, hermanos de la
paciente.
Pero
también le sorprende e inquieta el poder que sobre la familia
Carruth ejerce el sr. Steele pues los tiene dominados de tal forma
que se amedrentan ante él. Kate decide actuar de forma cuasi
policíaca para esclarecer este misterio.
Es
de agradecer, sin duda, el trabajo realizado por Jorge Rus, no solo
en cuanto a la traducción se refiere, sino también por las
aclaraciones que nos ofrece en las notas a pie de página. Y digo
esto porque el lector puede comprobar cómo la autora juega
hábilmente con el apellido de dos de los personajes, Snow y Steele,
que serán claves para la resolución de esta historia intrigante.
Un
cuento de enfermera tiene
connotaciones autobiográficas, pues la autora, al igual que el
personaje principal de la misma, trabajó como enfermera voluntaria
durante la Guerra de Secesión Estadounidense en el Hospital de la
Unión, en Georgetown, en Washington D. C. El lector lo podrá
deducir desde las primeras páginas a través de las conversaciones
que Kate Snow mantiene con la señora Carruth sobre su amor por la
profesión, pues le dice que la prefiere a la de institutriz o ama de
compañía, y sabe cómo hay tratar a Elinor, sobre todo en los
momentos más críticos. En esta novela no es tan marcado el carácter
moralizante de sus obras más conocidas pero sí que podemos
comprobar cómo la figura de Kate Snow refleja su compromiso
feminista y abolicionista.
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