Conversación con las Catedrales en el Placer de la Lectura
Breve
pero jugoso libro misceláneo en torno a dos poderosas figuras de la
literatura hispanoamericana, (Borges y Vargas Llosa) se estructura en
forma de textos, entrevistas, comentarios, recuerdos y anécdotas,
principalmente en torno a la literatura, pero también con digresiones
hacia la política, o hacia otras visiones del mundo. De interés, sobre
todo, para aquellos que ya conocen y disfrutan la obra de ambos
escritores y en general, tienen una idea de la literatura uruguaya,
argentina y peruana. En el libro hay también, una colaboración de
Fernando Iwasaki sobre Vargas Llosa, y un cuento del propio Ruben Loza,
“El hombre que robó a Borges”, incluido a modo de epílogo, y seguido por
las cronologías de los dos escritores.
El autor conoció a Borges en 1978, y le
vio después en varias ocasiones, teniendo el placer de conversar con el
gran maestro, tanto en su terreno (Buenos Aires) como en el del autor,
(Montevideo, tan querido por Borges). A Vargas Llosa le conoció el autor
en 1982 y a partir de ahí le ha seguido viendo en muchas ocasiones y
comparte con él una gran amistad. Comienza el libro con las entrevistas a
Vargas, charlando sobre literatura, la propia y la ajena, sobre la idea
de escritura, por qué y para qué. De la literatura pasa al periodismo,
actividad que ambos comparten, y del periodismo pasa a la acción
política. En todo ello se explaya Vargas a las ajustadas preguntas de
Loza. Y cómo no, hablan del Premio Nobel, de lo que ha podido cambiarle
la vida tras conseguirlo, en 2010, de su discurso, momento en el que
interviene el también escritor y periodista peruano (afincado en España)
Fernando Iwasaki contando un poco la sesión donde le fue entregado el
premio.
La segunda parte del libro la ocupa la
inmensa presencia de Borges. Loza accede al gran escritor porteño cuando
este tiene 80 años, ciego desde los 55, ya reconocido mundialmente y
eterno nominado al Nobel pero sin acceder nunca a él. Con Borges habla
el autor de literatura, ¡cómo no! Pero Borges parece preferir hablar de
la obra de otros y no de su propia obra, la cual cita con mucha retranca
y humor porteño. También hablan de Uruguay, por ser una tierra muy
querida ( la orilla oriental, la llama, entre otras denominaciones
cariñosas), de su eterna e infructuosa candidatura al Nobel, de su
participación en el Premio Cervantes y de los otros escritores que
destacan ya en esa época, como Octavio Paz, Onetti y García Márquez.
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