Homenaje a la taquigrafía: "Amores al margen", de Yoko Ogawa, en Análisis Digital

La novela japonesa en general, y quizás en menor medida la de Yoko Ogawa, aunque también, nos chocan un poco ya que tienen un tempo distinto al de la novela occidental.  
Este choque se agrava cuanto más contemporáneo sea el autor occidental, ya que parece que frente al ritmo arrebatado que se estila por estos lares, el autor oriental se toma la escritura de otra manera. Quizás tenga algo que ver la grafía y ese ritual, sobre todo en Japón, que es coger papel y pluma y ponerse a escribir.
Precisamente, nuestra propuesta de hoy, Amores al margen, de Yoko Ogawa –Editorial Funambulista- entra de lleno en ese ritual hasta el punto de dedicarle una novela entera. Eso sí, se trata de la escritura especial de un taquígrafo, y en este caso, el ritmo se acompasa a la palabra oral.
El papel es especial, pero el objeto de escritura ya no es una pluma cargada con tinta negra, sino un bolígrafo azul.
Resulta magistral cómo toda la historia gira alrededor de ese oficio, mientras el protagonista, junto con la narradora, por supuesto, está esquematizado para que después de leer el libro nos quedemos únicamente con el detalle pormenorizado de sus manos, y en concreto, de sus dedos, a los que se rinde un culto casi fetichista aunque no en el sentido sexual del término.
Llama la atención la historia de amor blanco, totalmente puro, que se basa en los dedos de él y las orejas de ella, que fijan el segundo punto de interés.
Así, la enfermedad auditiva de la protagonista nos lleva a una segunda fuente de obsesiones, los problemas de oído. Con gran habilidad, Yoko Ogawa hace confluir a los dos personajes en un hotel en el que se van a realizar unas entrevistas para una revista de salud que prepara un número especial referente a las enfermedades auditivas. Ella va a dar testimonio de sus problemas de salud mientras el taquígrafo va transcribiendo todas las intervenciones.
Hiro, el tercero en discordia, es el sobrino de la protagonista, sirva este detalle para que nuestros lectores vean la sensibilidad y pureza de esta historia tan especial. El marido ha abandonado a la protagonista porque se ha enamorado de otra, pero esto no supone que él no la ayude en todo lo que pueda. De hecho, Hiro es sobrino por parte paterna.
Me ha sorprendido un recurso que no encontraba desde los libros del siglo XIX, tipo Rojo y negro, de Stendhal. Me refiero a omitir los nombres de lugares y personas dejándolos, en el caso del taquígrafo en una Y. mientras que en el caso de la clínica en la que se trata la enfermedad auditiva, esta es mencionada con una F. Si no recuerdo mal, entonces lo habitual era poner tres equis –xxx-
La novela tiene algunos enigmas más que no vamos a desvelar porque si no, no comprarían el libro.

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