"La resurrección de Marcelo Chiriboga" (artículo sobre "Las segundas criaturas", de Diego Cornejo Menacho, en El Cultural de El Mundo)
Recuerdo
que la segunda vez que escuché hablar de Marcelo Chiriboga fue en
Santiago de Chile. Incluso algún bromista, muy serio, llegó a
presentármelo: un tipo barbudo y con cara de no haber dormido; un tipo
que parecía tomarse el mundo de la literatura como si de verdad fuera el
único mundo que había que vivir; un tipo que, en el fondo, no hablaba sino de él, de su literatura, de sus aventuras por el mundo con mujeres maravillosas.
No me lo creí, sobre todo porque yo sabía que Marcelo Chiriboga era un
invento literario que había salido de las cabezas de Carlos Fuentes y de
José Donoso en momentos de efuroria literaria.
En El jardín de al lado, José Donoso habla de un novelista ecuatoriano (inexistente en la realidad, es decir, fuera de la ficción) que pertenece como él al boom de la novela latinoamericana de los años sesenta del pasado siglo. Es ecuatoriano, por llenar el vacío (en la realidad, Ecuador no tiene escritor en el boom), y un gran aventurero. En la novela de Donoso aparece una agente literaria que se llama Nuria Monclús, que en realidad es el trasunto literario de quien en realidad es La Mamá Grande, ya saben ustedes de quien hablo. Ahora, gracias a Will Corral, precisamente ecuatoriano, he leído Las segundas criaturas (Editorial Funambulista, 2012), la novela de Diego Cornejo Menacho, ecuatoriano como Chiriboga, donde Cornejo resucita al personaje creado por Donoso y Fuentes y lo pone a caminar por las páginas de un papel cuya escritura, además, satiriza amablemente la de los autores citados, gentes del boom de la que todavía hablamos y a veces seguimos leyendo.
Debo decir que Las segundas criaturas tiene una escritura limpia; que, a veces, la novela lo es en clave y que, por tanto, hay que saber bastante de esas gentes de las que hablo para entender bien el contexto en el que este Chiriboga se mueve como pez en su pecera, página a página y párrafo a párrafo. No había leído nada de este novelista ecuatoriano hasta que cayó en mis manos Las segundas criaturas. Y por esa novela veo que estamos ante un escritor que tiene el desparpajo de tratar de tú a cualquiera de los llamados grandes, y tal vez lo sean de verdad, ya veremos cuando pasé el tiempo de verdad, como en la canción, ya saben.
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En El jardín de al lado, José Donoso habla de un novelista ecuatoriano (inexistente en la realidad, es decir, fuera de la ficción) que pertenece como él al boom de la novela latinoamericana de los años sesenta del pasado siglo. Es ecuatoriano, por llenar el vacío (en la realidad, Ecuador no tiene escritor en el boom), y un gran aventurero. En la novela de Donoso aparece una agente literaria que se llama Nuria Monclús, que en realidad es el trasunto literario de quien en realidad es La Mamá Grande, ya saben ustedes de quien hablo. Ahora, gracias a Will Corral, precisamente ecuatoriano, he leído Las segundas criaturas (Editorial Funambulista, 2012), la novela de Diego Cornejo Menacho, ecuatoriano como Chiriboga, donde Cornejo resucita al personaje creado por Donoso y Fuentes y lo pone a caminar por las páginas de un papel cuya escritura, además, satiriza amablemente la de los autores citados, gentes del boom de la que todavía hablamos y a veces seguimos leyendo.
Debo decir que Las segundas criaturas tiene una escritura limpia; que, a veces, la novela lo es en clave y que, por tanto, hay que saber bastante de esas gentes de las que hablo para entender bien el contexto en el que este Chiriboga se mueve como pez en su pecera, página a página y párrafo a párrafo. No había leído nada de este novelista ecuatoriano hasta que cayó en mis manos Las segundas criaturas. Y por esa novela veo que estamos ante un escritor que tiene el desparpajo de tratar de tú a cualquiera de los llamados grandes, y tal vez lo sean de verdad, ya veremos cuando pasé el tiempo de verdad, como en la canción, ya saben.
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