"La vida singular de Albert Nobbs" en el Diario de Toledo

Albert Nobbs ya era queer

Cuando el esfuerzo artístico de una obra literaria se intenta llevar a la gran pantalla termina siendo despojado de su belleza. Y se habla de belleza cuando contenido y continente se crean y transmiten con una coherencia que llega a impresionar y emocionar.
Este es el caso de "La vida singular de Albert Nobbs". Una muestra de cómo se puede pasar por alto una obra tan revolucionaria como la escrita por George Moore a principios del siglo XX. En pocas palabras abre un inmenso mundo que nos daría para debatir años. Sin querer dar muchas pistas, tan sólo diré que su protagonista se enfrenta, cara a cara, con la construcción de su propio ser...
En este sentido, la construcción del propio ser, de cada un@ de nosotr@s, no deja de ser nunca un camino comparativo con respecto a unos cánones culturales. En tanto que se es un ser social, la confrontación con el grupo es innegable y, a efectos de aprendizaje, necesaria. Pero por otro lado también se es un ser individual, con capacidad creativa. El problema surge cuando la esfera social se postula hegemónica e impone su negativa a la individualidad, a la diversidad (asumiendo como evidencia natural hechos que no son más que constructos sociales).
Así, en un mundo heteronormativo, la ambigüedad y la libertad identitaria (incluyo en ésta a la sexual) se perfilan como grandes enemigos. Las presiones por manipular la adscripción a una identidad grupal concreta, aunque reconfortan, en el fondo paralizan y llenan de incertidumbre a l@s individu@s deseosos de complicidad constructiva.
Hollywood, con "Albert Nobbs", nos priva de todo esto. El liberalismo, hetero y patriarcal, sigue despojándonos de las más emocionantes esencias de la belleza y del arte.

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