"La fórmula preferida del profesor" en la Biblioteca imaginaria
Cuando leemos que un libro reciente ha vendido dos millones de ejemplares, son varios los pensamientos que nos pueden cruzar la cabeza. Podemos suponer que algo tendrá el libro cuando ha concitado la atención de tanta gente, pero también, sobre todo si somos reacios a dejarnos llevar por fulgurantes fenómenos editoriales, tener cierta cautela, o pensar que no se acercará a nuestra sensibilidad. La lectura puede ratificar nuestras reticencias iniciales, pero también puede ocurrir que al terminar La fórmula preferida del profesor acabemos convenciéndonos de que no es el típico superventas al que estamos acostumbrados. Algo así ha acabado concluyendo el que firma estas líneas.
La historia está narrada por una asistenta que entra a cuidar a un anciano, un viejo profesor de matemáticas que en 1975 (la novela transcurre en el 92) tuvo un accidente de coche y, tras golpearse en la cabeza, es incapaz de almacenar nuevos recuerdos. Su trastorno recuerda al de alguno de los personajes de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks. Para recordar las cosas indispensables, el profesor lleva, unidos con imperdibles a la tela de su traje, una serie de papelitos con anotaciones. Uno de ellos dice: “Mi memoria sólo dura ochenta minutos.” LEER MÁS
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