‎"'Primavera mortífera' es una pura delicia" (Ignacio Vidal-Foch - Babelia)

Quienes en el terreno literario encuentran seductora la atmósfera de los romances centroeuropeos de principios del siglo XX, cuyos usos amorosos presentan ya hoy para nosotros cierto elemento de exotismo, con sus ceremonias y rituales sociales complicados y sutiles, con su aguda conciencia de la jerarquía social, en los que no puede faltar ni un militar que se aburre ni un alto funcionario imperial, y donde la represión, los tabúes, el pudor y el sentido del honor reprimen tanto como exacerba y exaspera el erotismo, en fin, aquellos lectores para quienes esta clase de idilios no constituye todavía una lengua muerta, rematada a martillazos por Bloch en la primera entrega de Los sonámbulos, y que Sándor Marai póstumamente ha resucitado y puesto otra vez de moda, encontrarán que Primavera mortífera, la novela que hizo resonar por primera vez el nombre de Lajos Zilahy (1891-1976, huido de la Hungría comunista, autor humanista, tuvo una distinguida presencia en las bibliotecas de nuestros padres, o más bien de nuestras madres, en los años cincuenta y sesenta) es una pura delicia. LEER MÁS

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