"Entrevista capotiana con Juan López-Herrera, autor de "La ínsula inefable"

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Juan López-Herrera.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En cualquier ciudad con al menos dos mil años de historia, cuyo corazón uno pueda recorrer a pie, donde sea posible desayunar en la calle de forma civilizada (cafelito y tostadas de manteca colorá) y donde uno pueda encontrarse con los amigos sin necesidad de citas previas. Puede que eso me limite a Sevilla y Cádiz, pero ya dijo mi paisano Fernando Villalón que el mundo se divide en dos partes: Sevilla y Cádiz.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, claramente prefiero a la gente. Con todos mis respetos, creo que quienes prefieren a los animales suelen tener serios problemas de relacionamiento con sus semejantes. Acabo de vivir tres años en el Reino Unido y me produce cierta desazón que alguien dedique más mimos a un perro o un caballo que a un niño.
¿Es usted cruel?
No, al menos no conscientemente.
¿Tiene muchos amigos?
Sí, practico el culto de la amistad y soy muy fiel a mis amigos. Muchos de ellos son mis amigos de infancia y de colegio.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Cada día más, la bondad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, porque no espero de ellos más de lo que pueden dar.

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