Los libros hermosos, complejos, útiles, profundos, que te arrastran a realidades que interiorizas como propias, suelen aparentar precisamente lo contrario. Esta novela de la afamada Yoko Ogawa, best seller en Japón, es un objeto delicado, sencillo, aparentemente pequeño. Podría ser una pompa de jabón, una fina porcelana o un gatito recién nacido. Es un texto sencillo sólo en apariencia que desde el primer capítulo cautiva y conmueve. Una historia que le valió a su autora premios en su país y la fama mundial. La editorial Funambulista ha apostado por la autora creando incluso una colección completa dedicada a ella. Después de ser arrastrado a una lectura compulsiva de la novela que reseño, aplaudo la decisión del equipo de Max Lacruz. La novela, un relato en primera persona, una sucesión de memorias o recuerdos de un ya lejano 1992, nos narra los meses que una madre soltera y trabajadora en una empresa de asistentas de hogar, pasó trabajando en casa -más bien cober...