Reseña sobre "La confesión de Claude", la primera novela de Émile Zola
Nuestros
lectores encontrarán en la obra que hoy recomendamos tres momentos
literarios distintos que confluyen en una obra de transición. Por un
lado, el Romanticismo que, poco a poco, se va superando con la entrada
del Realismo naturalista; por otro, el propio Realismo del que Zola será
un exponente destacado; por último, como bien apunta Sergio Torremocha
en su postfacio, encontramos latente aquí el Decadentismo posterior al
Realismo, con sus correspondientes ramificaciones en el Simbolismo y
Parnasianismo. Torremocha cita a Charles Baudelaire, pero también se me
ocurren nombres como Joris-Karl Huysmans o Isidore Lucien Ducasse -Conde
de Lautréamont- por poner dos ejemplos más. Todos ellos, escritores que
retratan la juventud con mayor o menor frivolidad y apasionamiento.
Si tomamos la novela como objeto de
entretenimiento, y no de estudio, tendremos la ocasión de presenciar un
aviso referente al error de enamorarse apasionadamente de quien no se
debe.
Y es que, en La confesión de Claude, de
Émile Zola –Editorial Funambulista- encontraremos todos los errores
propios de la inexperiencia que, en mayor o menor medida, hemos cometido
todos.
Son errores narrados y vividos ya que se
trata de la primera novela del escritor francés, y aunque Sergio
Torremocha menciona errores de principiante en la redacción, que los
hay, ya quisiéramos más de uno escribir una “Opera Prima” como esta. El
argumento nos presenta a un muchacho que emigra del campo a París, una
ciudad idealizada que pronto mostrará todos sus inconvenientes. Pobreza,
frío, suciedad, hambre.
El único consuelo en ese contexto es la
aparición de una prostituta de la que el protagonista -Claude- se
enamorará perdida e irresponsablemente, ya que estos amores le
conducirán a la más absoluta demencia y al sufrimiento. Para completar
este universo mencionaremos a otra pareja vecina en la que es el amigo
de Claude quien ejerce el rol déspota, y ella, Marie -su correspondiente
“chica del río”- la víctima sufridora.
Cerrando el grupo encontramos a una
alcahueta llamada Pâquerette que enreda a su antojo a unos y otros,
sacando, como siempre que aparece un personaje así, buen beneficio de
todos sus servicios. Se trata de una novela epistolar, escrita desde la
experiencia personal que nos hace ver que la fama, en algunos casos,
viene precedida de sacrificios y sufrimientos.
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