Blumenfeld, judío errante, por Javier González-Cotta
He aquí la conclusión a la que llega el judío Isaac Jacob Blumenfeld: “Era inútil resistir, porque siete veces se ha dicho y otras siete veces ha sido comprobado que ser judío es una condena a cadena perpetua sin derecho a apelación”. A las alturas del cuarto libro (hay cinco en este formidable 'El Pentateuco de Isaac'), Blumenfeld ya se ha dado cuenta del problema. Más que ser un pobre judío oriental de Galitzia, por más que las guerras de Europa lo hayan reclutado para servir a distintas patrias, por más que su pito de circunciso le recuerde al orinar su eterna condición; más que todo esto y muchas otras cosas, Blumenfeld, oriundo de Koledetz (cerca de Brogodovich), acaba intuyendo en qué consiste el viejo problemilla de ser judío. Piensa Blumenfeld que está muy bien esto de ser el pueblo elegido de Dios. Pero visto lo visto, ¿no podría el Hacedor haber elegido a otro? Con tanto pogromo y tanta desdicha, habría que pedirle a Dios que eligija a otro. No importaría nada que...