VIDEOJUGARSE LA VIDA, de Daniel Cotta Lobato, en La Biblioteca Imaginaria


La primera consideración que conviene tener en cuenta antes de enfrentarse a la lectura de Videojugarse la vida es que no es una novela de manual. Huya de ella con todas sus piernas, si lo que desea es una historia lineal, una arquitrama clásica y sin sobresaltos. Videojugarse la vida es algo completamente distinto. Es un experimento arriesgado, un ejercicio de libertad literaria, el número de la cuerda floja y el funambulista.
Segunda consideración: el protagonista de esta historia eres TÚ. Importante: no pasas por la historia, eres parte activa de ella. En concreto, tomas los hábitos de un alienígena cuya única misión es exterminar a la Humanidad. Para ello, no cuentas con un ejército de marcianos, ni siquiera con una flota de platillos volantes, te basta con el poder destructivo de tu Plasmática cargada con un millón de filotánatos, el arma definitiva. No obstante, tu espíritu curioso de avezado explorador concederá una tregua a la raza humana. Antes querrás saber cómo somos realmente, más allá de lo que hayas podido aprender de tus lecturas sobre especies extraultrunitas.
Videojugarse la vida es la ópera prima del malagueño Daniel Cotta Lobato. Anteriormente, había ganado un accésit  en el Certamen de Poesía de Humor Jara Carrillo del 2003.
La novela está planteada como un videojuego. Ya en las páginas iniciales, el autor nos familiariza con este lenguaje: opciones, opciones de guardado, modo multijugador, títulos de crédito. Nuestra lectura estará marcada por las decisiones que tomemos en el transcurso de la historia. Completaremos fases. Superaremos niveles. Correremos el riesgo de perder. Perderemos. La pantalla se fundirá en negro y leeremos las palabras GAME OVER, pero no importará, porque siempre podremos volver hacia atrás y empezar de nuevo.
Fernando Roye
 

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