La tragedia del amor no correspondido entre Juan Ramón Jiménez y la escultora Marga Gil Roësset (cuya historia novelada es contada en el libro "Amarga luz") en el artículo "Amistades nada peligrosas" de El País Semanal

Amistades nada peligrosas

MARTA RIVERA DE LA CRUZ

Un papel bien distinto fue el que jugó Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, en una terrible historia de amistad mal entendida que acabó en tragedia. Fue ella quien presentó al escritor a una joven escultora a la que había conocido y que se declaró admiradora del poeta. Marga Gil Roesset se convirtió en una presencia habitual en casa del matrimonio. Tanto Zenobia como Juan Ramón simpatizaron con la chiquilla, que era apasionada y talentosa. Era evidente que Marga buscaba la compañía del escritor. A Zenobia nunca le preocupó: Juan Ramón era un marido fiel, y siempre pensó que la chica estaba fascinada por el intelectual y no por el hombre que le prodigaba consejos. Una tarde, Marga confesó a Juan Ramón que estaba enamorada de él. Aquella declaración fue una sorpresa y un motivo de tribulación para el autor, que frenó en seco sus avances. Días después, Marga llegó a casa del matrimonio y dejó unos papeles para Juan Ramón. Eran su diario personal. Aquella misma tarde, la escultora se pegó un tiro.

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