"El amor imposible", de Barbey d'Aurevilly, en el blog El rincón de Adolfo

El amor imposible, de Barbey D,Aurevilly

Posiblemente, cuando Pierre Choderlos de Laclos escribiera Las amistades peligrosas, su intención fuera la de retratar un mundo que él consideraba moribundo y en vías de extinción. Sin embargo, más de un siglo después, nuestra recomendación de hoy, El amor imposible, de Jules Barbey d’Aurevilly –Editorial Funambulista- representa un mundo muy similar al del universo que encontráramos en Las amistades peligrosas.
Se trata de una vida frívola y despreocupada de la que el propio Barbey d’Aurevilly reniega más tarde, como podemos descubrir en la carta que incluye esta edición al final del libro. El mundo de los dandis y las marquesas que aunque atractivo e interesante aporta bien poco al crecimiento personal de cada uno de nosotros, más bien todo lo contrario.
Sorprendentemente, poco parece que hayamos avanzado en nuestros tiempos ya que las corrientes consumistas y frívolas que aparecen hoy en día tienen mucho que ver con el universo representado en el libro que ya estaba vigente a finales del siglo XIX que retrata la novela, y mucho antes, en el siglo XVIII tal y como se puede apreciar en la otra novela mencionada que muchos de nuestros lectores tendrán presente por la película del mismo título, o por la equivalente, titulada Valmont.
Es un poco triste que todas estas obras, que en definitiva sirven de aviso en lo relativo al peligro de una vida tan frívola y egoísta hayan logrado tan poco efecto y que el mundo que hoy vivimos haya avanzado más en este sentido frente a corrientes alternativas que ofertan una vida sana tanto física como psíquica.
La trama, como habrán adivinado, plantea un triángulo amoroso en el que una amante joven es derrotada por una experta que viene de vuelta de todo y que en ningún momento está enamorada del protagonista, trasunto del propio autor, como se nos advierte en la información adicional. Por cierto, he vuelto a leer el postfacio de Enrique Trogal al final y he de reconocer que, poco a poco, voy acostumbrándome a la propuesta de Funambulista. No deben perderse tampoco la carta del autor que aparece también al final de la edición.
El aspecto formal es cercano al libro de bolsillo, pero con tapa dura, unas pastas desmontables que permitirán a algún lector retirarlas para no ir mostrando su lectura, una letra muy cómoda, unos blancos correctos y, por último, una cinta marcapáginas que a mí me resulta muy útil.

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