"Muerte en el café Gijón" en el blog Caminando entre libros

Muerte en el café Gijón, de Rubén Loza Aguerrebere




Argumento
Un hombre cualquiera decide, tras muchas novelas negras leídas, llevar a cabo el asesinato perfecto: aquel que no tiene móvil ninguno. De este modo, un hombre muere en el café Gijón de Madrid y automáticamente todos sus conocidos se culpan de su muerte.
Estructura, ambientación y estilo narrativo
La novela se estructura en 16 partes de no muy larga duración, dedicados a cada uno de los culpables, comenzando y cerrando con el desconocido. Termina con un postfacio de Germán Yanke. Cada una de estas partes lleva un titulo propio orientado a lo que nos va a narrar.
La ambientación va situando la escena en distintos ambientes, desde el mítico Café Gijón de Madrid, pasando por París, Montevideo o en el sur de Francia. Las descripciones de lugares no son muy extensas ya que priman los pensamientos por encima de la estética.
El estilo es variado en función de a que personaje esté dedicado: en ocasiones es una carta, otras narrado en tercera persona o un artículo de periódico. Contiene bastantes diálogos y el ritmo es muy fluido, aunque cuidado en todo momento.
Mi opinión
Quizá una de las cosas que más llamen la atención de esta obra, y lo que me impulsó a leerlo, es su titulo. Todo amante del mundo literario conoce el famosísimo Café Gijón de Madrid (porque en Gijón también tenemos uno, pero no es tan chic ni tiene tantas historias como este).
Allí se celebraron cientos de tertulias literarias y coincidieron grandes hombres de las letras. Al fin y al cabo, es un icono de una época, que por desgracia no volverá a repetirse. En algún lugar he leído hace poco que ha tenido problemas, e incluso estuvo al borde del cierre. Una verdadera lástima.
Y como no podía ser menos uno de los personajes, la víctima, es un escritor de Montevideo. De modo, que parte de la trama se introduce en ese mundo de la creación, la documentación, la edición y la crítica literaria que tanto nos gusta. Lo rodean personales ficticios, pero también algunos reales.
El reciente (ya no tanto) premio Nobel, Mario Vargas Llosa, hace su propia aparición en una de las escenas, y también le acompañan varios personajes del mundillo. El propio Germán Yanke, que escribe el postfacio, se siente orgulloso de ser parte de la trama.
 

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